«Una presencia física increíble que convirtió el escenario en un paisaje sonoro” -The New York Times
Un océano de perdón es una nueva composición para percusión solista en vivo, compuesta e interpretada por mi mismo. Evoca lentamente un intenso trance polirrítmico, utilizando patrones percusivos complejos y la resonancia de la arquitectura. Me acompañó la artista lumínica Kazue Taguchi (Japón/Nueva York), quien manipulaó una escultura de luz en tiempo real durante el espectáculo.
Un Océano de Perdón fue una visión que tuve vino, en una meditación. Un océano multicolor en el que me bañaba. Era el perdonar, el pedir perdón, el perdonarme por todo lo que me hice e hice a los demás. Es muy doloroso mirar el trauma y la historia, sin idealizar o rechazar una versión de la misma. Aceptar la complejidad del ser, mas allá del binomio rechazo-idealización, nos ubica en un lugar de responsabilidad. Un lugar de profunda flexibilidad que erosiona el pensamiento ideológico fijo. El primer paso en esta dirección es el perdón. Perdonar no es olvidar. Más bien, es la confrontación más valiente de todo lo que nos hicieron los demás, de lo que les hicimos a los demás y a nosotros mismos, de lo que permitimos que los demás nos hicieran. Es entonces cuando podemos empezar a escribir una nueva historia. Solo entonces podremos romper con los ciclos y binarios que se perpetúan a sí mismos”.